Estamos en la temporada de resfriados y gripe en Estados Unidos, incrementando el riesgo de enfermedades respiratorias en los niños. Según la Asociación Americana de Pediatría (AAP), aprender a reconocer los síntomas y usar remedios caseros seguros puede marcar la diferencia en su recuperación.
Los resfriados suelen ser causados por rinovirus y se presentan con estornudos, congestión nasal, tos y fiebre leve. Otros virus como el adenovirus pueden provocar también diarrea o erupciones. Por otro lado, la gripe estacional, causada por virus de tipo A o B, puede generar fiebre alta, fatiga extrema, y en algunos casos, vómitos y diarrea.
Para cuidar de los pequeños en casa, es fundamental utilizar remedios caseros efectivos. Por ejemplo, el uso de acetaminofén o ibuprofeno según la dosis adecuada ayuda a controlar la fiebre y aliviar las molestias. También es esencial mantener a los niños hidratados con agua y caldos, lo que previene la deshidratación, especialmente si hay fiebre alta o diarrea. Para combatir la congestión nasal, se recomienda el uso de gotas salinas y aspiradores nasales. La miel, por su parte, puede ser útil para calmar la tos en niños mayores de un año, mientras que los humidificadores con vapor frío son ideales para aliviar la tos seca durante la noche.
Sin embargo, no todos los casos pueden manejarse en casa. Es crucial acudir al médico si el niño presenta fiebre alta que no cede, dificultad para respirar, vómitos persistentes o síntomas de debilidad extrema. Estos signos podrían indicar complicaciones que requieren atención profesional.
Ante cualquier duda, consulta con el pediatra para garantizar el bienestar de tus hijos en esta temporada de resfriados y gripe. Seguir estas recomendaciones puede marcar una gran diferencia en la recuperación de los más pequeños, ayudándolos a enfrentar el otoño con más salud y menos molestias.