A raíz de una de las catástrofes de incendios forestales más mortales del país, que arrasó con la localidad costera de Lahaina, Hawái, y las comunidades vecinas de Maui, quienes regresan a los restos de sus hogares y vecindarios se enfrentan a una serie de peligros invisibles más allá de la devastación visual de más de 2,700 estructuras destruidas o dañadas y la trágica pérdida de numerosas vidas. El resultado de estos incendios deja atrás persistentes riesgos para la salud tanto de los habitantes humanos como de la vida silvestre local.
Estos incendios, un fenómeno recurrente en los últimos años, van más allá de consumir meras estructuras. Incineran madera tratada, plásticos, pinturas y residuos peligrosos del hogar, mientras derriten vehículos y tuberías de agua de plástico. Este proceso de combustión libera una mezcla tóxica de gases y partículas nocivas que impregnan el entorno.
Si bien la mayoría de los contaminantes en el aire finalmente se depositan en el suelo, los riesgos no desaparecen. Remover los escombros o el polvo puede reintroducir partículas peligrosas en el aire, que pueden ser inhaladas por personas desprevenidas.
Además, estos compuestos químicos tienen el potencial de contaminar las fuentes de agua. El 11 de agosto de 2023, el Condado de Maui emitió una alerta de “agua no segura” para las áreas afectadas por los incendios, aconsejando a los residentes que no usen agua del grifo para beber o cocinar debido a la posible presencia de sustancias químicas dañinas. Esta alerta subraya las amplias repercusiones de los incendios forestales en la infraestructura y el bienestar de la comunidad.
Las amenazas invisibles se extienden más allá de la seguridad personal, infiltrando incluso edificios aparentemente intactos. Partículas y vapores peligrosos pueden infiltrarse en las estructuras a través de grietas, ventanas, puertas y otras aberturas, asentándose en superficies y permeando tejidos. A menudo, se requiere una limpieza y descontaminación profesional, que incluye la limpieza de superficies, la sustitución de filtros de aire y la instalación de filtros HEPA.
El agua potable también emerge como una preocupación importante. Los incendios forestales pueden comprometer la fontanería al permitir que los contaminantes entren en las tuberías debido a la pérdida de presión de agua, o al descomponer las tuberías de plástico que liberan sustancias químicas en el agua. Inspecciones y pruebas rigurosas son esenciales para garantizar la seguridad del agua.
El impacto de los incendios se extiende hasta el suelo mismo. Las pruebas del suelo son imperativas para asegurarse de que esté libre de sustancias químicas peligrosas y sea adecuado para replantar jardines y árboles frutales.
Las repercusiones no se detienen en la salud humana; los contaminantes de la lucha contra incendios y las aguas pluviales pueden contaminar los cursos de agua y finalmente llegar al océano. La vida marina alrededor de Lahaina, un ecosistema próspero en el pasado, ahora enfrenta el peligro de los contaminantes procedentes de edificios costeros quemados y escorrentías. Al igual que en incendios cerca de cuerpos de agua, las pruebas de agua son indispensables.
Para mitigar estos impactos ambientales, las comunidades pueden implementar barreras de control de la contaminación cerca de los sumideros y cursos de agua para interceptar los contaminantes y minimizar las escorrentías dañinas durante la fase de limpieza.
El desafío final radica en la disposición responsable de los escombros. Después de los estragos del incendio de Marshall en 2021 en Colorado, que arrasó con unas 1,200 estructuras, la limpieza generó una asombrosa cantidad de 300,000 toneladas de desechos. En el caso de Maui, la disposición de los escombros podría implicar transportarlos fuera de la isla.