El baby blues: una realidad común tras el parto

bebe

Durante casi todo el embarazo, muchas mujeres se sienten exultantes. Después de años de intentarlo, han logrado concebir y esperan con felicidad la llegada de su primer hijo. Sin embargo, pocos días después de dar a luz, en medio de la pandemia de COVID-19 en 2020, comienza a surgir un sentimiento de angustia irrefrenable que las toma por sorpresa.

Este sentimiento de angustia, conocido como “baby blues” o tristeza posparto, es una alteración del estado de ánimo que se presenta en las mujeres alrededor del segundo o tercer día después del parto. Suele durar entre dos y tres semanas y remite de forma espontánea. Los síntomas principales son la tristeza, la irritabilidad, la labilidad emocional (facilidad para el llanto), dificultad para dormir, hipersensibilidad y ansiedad.

A diferencia de la depresión posparto, el baby blues no produce cambios sustanciales en la autoestima y permite a la madre seguir disfrutando de ciertas actividades. Sin embargo, puede generar fluctuaciones en el estado de ánimo y una sensación de responsabilidad abrumadora al cuidar al recién nacido.

El baby blues es resultado de una confluencia de factores, como los cambios hormonales bruscos, las transformaciones en el cerebro de la madre y los diversos factores contextuales, como la situación laboral, económica y familiar. Además, la idealización y los mandatos sociales relacionados con el parto también pueden contribuir a esta experiencia.

Aunque afecta a la gran mayoría de las mujeres, existen factores de riesgo que pueden hacer que algunas sean más propensas a padecer tristeza posparto, como antecedentes de cambios de ánimo o trastornos depresivos, embarazos difíciles o pérdidas perinatales previas, ansiedad durante el embarazo, ser madre primeriza o haber sufrido violencia obstétrica.

En la mayoría de los casos, el baby blues desaparece por sí solo en pocas semanas a medida que la madre se adapta a su nueva rutina con el bebé. No obstante, es fundamental brindar apoyo a la mujer en este momento de vulnerabilidad y acompañarla en su proceso de recuperación emocional y física. Evitar juzgarla y validar su experiencia es esencial.

Si los cambios en el estado de ánimo persisten por más de tres semanas, se recomienda consultar a un profesional de la salud, ya que podría tratarse de una depresión posparto. En estos casos, es importante buscar tratamiento para evitar que se convierta en una depresión crónica. El tratamiento puede incluir psicoterapia, antidepresivos y medicación específica para tratar la ansiedad o el insomnio.

Es fundamental que las mujeres estén informadas sobre el baby blues y la tristeza posparto, para que puedan comprender y afrontar mejor esta etapa de sus vidas. Con apoyo adecuado y comprensión, podrán transitar el posparto de manera más saludable y disfrutar plenamente de la experiencia de ser madres.

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